El statu quo de la poesía existe, Ala Strange lo rompe.

Por Marcelo Fernández

BURBUJAS DE PLÁSTICO – ALA STRANGE

Ediciones Extrañas (2019)

Como pocos artistas del mundo literario, con gran originalidad y como ya lo viene haciendo en obras anteriores, Ala conjuga en su escritura lo visual y lo sonoro. En el plano visual, continúa el juego del collage, con el uso de diferentes tipografías, formas y tamaños.

Lo sonoro se articula con citas de sus compositores musicales favoritos, que evidentemente inspiran gran parte de su poesía. Con ello, abre una nueva perspectiva en la experiencia literaria, un espacio de composición subliminal, multidisciplinario y sustancioso. Es así que la música, los flashes de un estudio fotográfico y la moda, también están presentes en este libro. Forman parte del paisaje. Los invito a descubrirlos.

Esta modalidad y el estilo que bien representa el autor, quizá nos hablen de la urgencia de comprender la complejidad de la percepción más allá de las palabras puestas en un libro.

Utopía o distopía, aquello que se frustra, que no pudo ser; utopías devenidas en quimeras, se imponen con vehemencia en otros tramos de la obra… leerla nos remite a cosas profundas, atávicas, muy dentro nuestro. Un recuerdo que nos resuena, a veces un barullo, de la tierra de donde partimos o el hogar soñado donde anhelamos llegar. Pero en el inframundo que desata Ala Strange con su poesía, los olvidos siempre amanecen.

HOSTIGA DURO el entramado de la matrix, allí somos datos, solo números, un enjambre de algoritmos en el ciberespacio. Hologramas preseteados predispuestos hacia la masificación.

Como escoria transitamos a tientas en un mundo minado. A esta altura, ¿queremos descubrir algo, o vamos ciegos, a tientas, en espera de lo que nos depare el destino?

Caos y conformismo. Nada me importa de la belleza o la destrucción de la naturaleza, qué más da, vivo en mi guarida urbana con aire acondicionado y ya. La lengua, el verbo o la palabra me resultan indiferentes, es cosa de poetas… La imaginación y las ideas las tienen los locos. Sólo me aferro a lo que pienso que creo, no me importa nada más.

Reina apatía e indiferencia, descontento, un sinsentido generalizado. En este contexto, la poesía de Ala encuentra las palabras acertadas para dilucidar la fugacidad de nuestra existencia. Pero no todo es desilusión y suspiros que se apagan, también encontraremos en esta obra brochazos de color llenos de utopía y de ensueño.

Les propongo un ejercicio. Abran Burbujas de plástico en cualquier página, y en la poesía que aparezca, encontrarán un sacudón al letargo de los días febriles y apáticos.

El arte no es sólo lo escrito, lo bello, es también la acción y nuestra participación, reflexionando, modificando estructuras, complemento ineludible de esa relación. Poemas como “La noche” nos cuestionan internamente. Alguna tecla se activa. Una nueva configuración entre las ideas genera. La poesía vibra, moviliza. Cuando en algún momento se nos cruzan esos poemas que nos llegan, los días no vuelven a ser los mismos. Cambia nuestra percepción, se profundiza nuestra empatía. Buscamos la esencia. Deambulamos disconformes y soñadores, queremos cambiarlo todo.

En esta aventura que es Burbujas de plástico se espera un error en el sistema, otro modo de vida posible. Un escape o mejor, una emancipación. Hay resistencia y lucha, dolor, pero también esperanzas: “Una luz enfocada hacia el rincón equivocado, a tientas se abre el mundo”. Este poema brillante me regala la idea de aquellas escenas de películas donde el fugitivo, sigiloso en la noche, logra esquivar la luz de los grandes faros vigilantes en su huida, como metáfora del costo de la libertad.

Hacia dentro y hacia fuera de los márgenes del caos, también hay lugar para la galantería y el pavoneo, para el juego de seducción y el baile, noches de deseos y estrellas.

Otras veces, las historias aparecen como un sueño recurrente que se va desmaterializando, en jardines fugaces, donde jugamos a las escondidas con aquel amor que no fue…

Mientras tanto, las flores se arrugan, caen de ellas sus últimas canciones. Un encantamiento que nos mantiene embriagados, un náufrago hacia el olvido.

En este mundo distópico, el amor parece ser una trampa, ¿parte de la quimera? Un lugar al que nunca terminamos de llegar. Las experiencias son vertiginosas, fugaces o insuficientes. Amores filosos, con espinas; ¿quién quiere seguir pinchándose? “Nadie sale ileso del amor”, cierra Ala en uno de sus poemas.

Burbujas de plástico nos propone soñar, librar la imaginación, en un viaje de alternancias, de escalas de grises y colores. Cerremos los ojos e imaginemos que estamos desnudos en un mundo diferente al que conocemos, ¿qué es lo primero que ven? La imaginación es nuestro refugio y Ala Strange, con este libro, nos regala imágenes y sensaciones poco convencionales para la poesía.